Los principales puntos de interés de Aracaju, como sucede en la mayoría de ciudades brasileñas al lado del mar, son sus playas tan típicamente brasileñas con aguas transparentes y arena blanca. Puedes elegir entre visitar las playas urbanas de Caueira o la Atalaya, donde encontrarás numerosos bares, restaurantes y tiendas de todo tipo. Esta última es la más famosa de la ciudad y siempre está en ebullición.
Además, la playa de la Atalaya alberga el Centro de Culturay Arte y el famoso Acuario, una impresionante estructura en forma de tortuga que cuenta con 60 especies de animales y en la que se te permitirá ver con tus propios ojos las profundidades abisales del Atlántico, gracias a una cámara marina instalada en una plataforma petrolífera a diez km de la costa.
Por contra, si prefieres huir de las zonas más frecuentadas, también puedes acercarte a Pirambu, en el norte, o Abais, en el sur, dos parajes más vírgenes que sus vecinas urbanas. De hecho, la riqueza del fondo marino invita a practicar deportes como el submarinismo, aunque lo cierto es que en este pedazo de costa atlántica, el deporte que se lleva la palma no es otro que el surf.
También es imprescindible una visita a Cañón de Xingó, una excursión que sólo se puede realizar remontando el río San Francisco con una embarcación que podrás tomar en la localidad de Canindé, a 200 km de Aracaju. Aunque es un poco lejos, especialmente si no dispones de vehículo, la exclusividad del paisaje te cautivará.
De regreso a la ciudad, puedes pasear por el centro histórico de Aracaju, una ciudad que en la época del imperialismo colonial ejerció de principal punto de resistencia frente a la invasión francesa. La arquitectura tradicional convive con la moderna en un ambiente lleno de lugares de ocio.
Al caer la noche tendrás que acercarte a la Orla de Atalaia, una zona de diversión llena de bares y discotecas ubicada en la Pasarela do Cangarejo.